Bernardo de Legarda (1700-1772) es uno de los más grandes exponentes del arte colonial de Quito y uno de los principales representantes del barroco quiteño, un estilo artístico que floreció en la ciudad durante los siglos XVII y XVIII. Su obra refleja no solo la riqueza técnica de la época, sino también las profundas influencias religiosas, sociales y culturales de su contexto. Legarda, con su virtuosismo y su originalidad, dejó una huella indeleble en el arte latinoamericano, convirtiéndose en una de las figuras centrales del período colonial en Ecuador.
Formación y primeros años en Quito
Bernardo de Legarda nació en la ciudad de Quito, en lo que hoy es Ecuador, en 1700. A pesar de haber pertenecido a una familia de escasas posibilidades económicas, pudo ingresar, gracias a los esfuerzos de su padre, en algunas de las escuelas de arte que se desarrollaron en Quito entre los siglos XVII y XVIII.
En la escultura, su habilidad para modelar la madera le permitió crear piezas que transmiten un fuerte componente emocional. Los rostros de sus figuras son profundamente expresivos, reflejando la espiritualidad y la devoción de la época. Su destreza con el dorado y la creación de vestimentas, así como el manejo de los pliegues y las posturas dramáticas de sus figuras, son algunas de las características que lo hicieron tan apreciado.
Influencia en el Barroco Quiteño
Bernardo de Legarda jugó un papel fundamental en el desarrollo del barroco quiteño. Su obra fue uno de los puntos culminantes de este estilo, el cual se caracteriza por una gran ornamentación, el uso de elementos dramáticos y una búsqueda constante por emocionar y conmover al espectador. Las iglesias y conventos de Quito, llenas de esculturas, retablos, altares y frescos, se convirtieron en verdaderos escenarios donde se representaba la fe religiosa a través del arte.
El maestro quiteño también influyó en las generaciones posteriores de artistas, y su estilo fue imitado por otros escultores y pintores. A través de su dominio de las técnicas artísticas, Legarda contribuyó a la consolidación de la escuela quiteña como uno de los principales centros de producción artística de América Latina.
Legado y reconocimiento
Aunque Bernardo de Legarda fue una figura muy reconocida en su tiempo, su nombre y su obra estuvieron durante mucho tiempo opacados por la fama de otros artistas contemporáneos, como Miguel de Santiago. Sin embargo, en las últimas décadas, su legado ha sido ampliamente redescubierto y valorado, tanto en Ecuador como en el mundo entero.
Hoy en día, sus obras pueden ser apreciadas en diversos museos y iglesias de Quito, como el Museo de Arte Colonial de Quito, que conserva algunas de sus esculturas más emblemáticas. La restauración de su trabajo ha permitido que nuevas generaciones de admiradores y estudiosos puedan disfrutar de su arte en todo su esplendor.
El padre Juan de Velasco, gran admirador del trabajo de Legarda, era asiduo a visitar su taller: “Me atrevo a decir que sus obras de estatuaria pueden ponerse sin temor en competencia con las más caras de Europa”
Una característica muy particular por el cual se suele identificar a Legarda, es por sus Virgenes, cuales rostros si bien son todos disimiles comparten una frescura e ingenuidad natural entre ellos. Hay quienes afirman que utilizaba a sus sobrinas como modelos.
En conclusion
Bernardo de Legarda es un nombre imprescindible para comprender la riqueza del barroco quiteño y el desarrollo artístico de Ecuador durante la época colonial. Su habilidad para combinar la técnica europea con la sensibilidad local, su capacidad para transmitir la emoción religiosa a través de sus esculturas y su influencia en generaciones posteriores de artistas lo colocan como uno de los grandes maestros de la historia del arte latinoamericano. Su legado sigue vivo en la majestuosidad de sus obras, que continúan siendo admiradas como testimonio de la brillantez y la devoción que caracterizaron al Quito colonial.
Bibliografía
Sánchez, Santiago (2005). El Barroco Quiteño: Arte y Cultura en el Quito Colonial. Editorial Abya-Yala.
Este libro ofrece una visión integral sobre el arte y la cultura de Quito durante el período colonial, incluyendo un análisis detallado del barroco quiteño y sus principales exponentes, entre ellos Bernardo de Legarda.
Pérez, Ricardo (2011). Bernardo de Legarda: Escultura y Barroco en Quito. Fundación Museo Templo de la Compañía de Jesús.
Este texto se enfoca específicamente en la obra de Legarda, analizando su estilo, técnica y el contexto social y religioso en el que desarrolló su arte.
Ramírez, Alfredo (2006). El Arte Colonial de Quito: De la Escuela Quiteña al Barroco. Editorial Planeta.
Un análisis exhaustivo sobre el surgimiento y la evolución de la escuela quiteña, incluyendo a figuras clave como Legarda, y cómo sus obras influyeron en el arte latinoamericano.
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